Crisis Climática… ¿Qué hacer?

Emiliano Hersch González

01/06/2020

Que el clima de la Tierra está cambiando no es ya ninguna novedad. Hace ya más de cuatro décadas que la comunidad científica empezó a alertar sobre los cambios a gran escala en el sistema del clima terrestre, particularmente del más notable y mejor entendido de ellos: el calentamiento global. Así, es poco probable que entre nuestros lectores haya quien no conozca del tema, al menos marginalmente. Sin embargo, a lo largo del último año la atención social y mediática al cambio climático se ha disparado, fustigado por el último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC por sus siglas en inglés) de octubre de 2018. No es para menos. El informe transmite un sentido de urgencia ante una catástrofe que, dice, solo puede ser evitada si se generan lo antes posible cambios radicales en todas las áreas de la sociedad humana. Y con “lo antes posible” se refiere a que para 2030 tenemos que reducir el 40% de nuestras emisiones de dióxido de carbono (CO2).

El informe del IPCC de 2018 identifica un umbral  de 1.5°C de calentamiento, que de ser traspasado desencadenaría una cascada de fenómenos climáticos en cadena, capaces de inducir un calentamiento global descontrolado y un colapso del sistema Tierra. Dicho umbral podría ser rebasado para 2030. Tomado de: BBC mundo, ¿Por qué el mundo está en una etapa crucial para su futuro? Consultado el 15 de diciembre de 2019, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-46421432

Si hoy la comunidad científica anunciara que un asteroide se dirige raudo hacia la Tierra y que en un año seremos borrados de su faz a menos que cambiemos radicalmente nuestros hábitos de consumo y las estructuras productivas que los sostienen (extrañamente), estoy seguro de que lo haríamos –o cuando menos lo intentaríamos. Bueno, lo que el informe del IPCC nos advierte no es lo mismo, pero es igual, por lo que no deja de sorprender un poco el desinterés con el que el público general hemos reaccionado al tema. En cierta televisora hispanoamericana, el informe del IPCC mereció una nota de 30 segundos, titulada “científicos advierten que la humanidad podría extinguirse en 2030”, seguida inmediatamente por una noticia sobre el sistema de pensiones. Y el asunto de las pensiones no es menor, pero ¿no hay algo un poco de absurdo en dedicarle 30 segundos a la noticia de nuestra inminente extinción para luego pasar a discutir el sistema de pensiones? Enfrentar eficazmente el cambio climático es un prerrequisito indispensable para lograr el éxito en todas las demás empresas humanas y solucionar todos los demás problemas pendientes de nuestras sociedades, que no son pocos. ¿Por qué será entonces que no le prestamos atención?

Quizás de entrada muchos ignoran el tema o su comprensión del mismo es mínima. Para otros (pocos) el cambio climático puede resultar incómodo porque pone en discusión su posición privilegiada. Para otros tantos, el cambio climático puede figurar como una especie de Apocalipsis, lo cual puede resultar angustiante o, por el contrario, catártico. Pero quizás para la mayoría de nosotros, que vivimos y lidiamos con las vicisitudes del día a día, el cambio climático es un problema tan abstracto y a la vez tan distante de nuestra realidad cotidiana que no parece requerirnos activamente. Sabemos que es importante, pero las soluciones para un problema tan grande parecen un asunto que solo puede quedar en manos de entes más grandes que nosotros: los gobiernos, la ONU, los masones o illuminatis que controlan discretamente el mundo o más bien esas grandes corporaciones que parecen enteramente dispuestas a vender nuestro futuro común por un aumento en los dividendos para sus accionistas. Estos últimos, por cierto, han invertido millones de dólares en las últimas décadas para sembrar dudas, diluir la discusión, matizar la urgencia y postergar las medidas indispensables contra la crisis climática.


Las corporaciones petroleras gastan millones de dólares cada año en lobby climático: retrasar, controlar o bloquear legislaciones orientadas a luchar contra el cambio climático. Fuente: Statista, Oil Firms Spend Millions On Climate Lobbying, consultado el 15 de diciembre de 2019 en https://www.statista.com/chart/17467/annual-expenditure-on-climate-lobby...

 

El negacionismo organizado del calentamiento global, en efecto, ha logrado disipar la lucha por la Tierra y en

contra de la crisis ambiental. A principios del milenio, y a sugerencia de un estratega de comunicación del partido republicano llamado Frank Luntz, la administración de George W. Bush abandonó el término calentamiento global –ampliamente usado en ese entonces- y lo sustituyó por el más suave y menos categórico término cambio climático. De manera similar, la administración de Trump ha prohibido a las agencias del gobierno federal emplear el término cambio climático. Creen que pueden convencernos de que lo que no se nombra no existe.


Algunos elementos de la Tierra cuya alteración, incluso a nivel regional, puede provocar cambios bruscos en todo el Sistema Tierra. Por ejemplo, el deshielo del permafrost provocaría la liberación de gases de efecto invernadero atrapados bajo el hielo, particularmente de metano. Se estima que para mediados de siglo, el permafrost puede estar emitiendo tantos gases de efecto invernadero como los que emite ¡todo Estados Unidos! Fuente: W. Steffen, A. Sanderson, P.D. Tyson, et al. (2004), Global Change and the Earth System: A Planet Under Pressure. Wasson, Springer.

Pero existe. Y el problema ya no es una mera cuestión de calentamiento global, porque además del calentamiento del planeta, nos enfrentamos a muchos otros trastornos ambientales originados por el hombre, tales como la crisis del agua y la pérdida de la biodiversidad, ésta última quizás aún más grave para la estabilidad de la Tierra que el calentamiento global. Todos estos trastornos ambientales están interrelacionados y actúan de manera orquestada para inducir un cambio radical en la estructura del Sistema Tierra: en la constitución de la atmósfera, en los patrones climáticos, en la acidez del océano, en la composición y organización de los ecosistemas, en las corrientes marinas, en las lluvias. Esto es lo que de verdad nos preocupa (y nos ocupa). Estamos ante el fin de una era geológica y el inicio de una nueva: el Antropoceno. Y como atestigua el enorme panteón de especies extintas en la historia de la Tierra, las transiciones entre eras geológicas nunca han sido ni apacibles ni graduales. Desde esa perspectiva, parece un poco ingenuo pensar que nuestra civilización occidental y tecnificada pueda sobrevivir al fin de una era geológica. Desafortunadamente, el esplendor de miles de ruinas y restos arqueológicos alrededor del mundo parece atestiguar que quizás las civilizaciones humanas son ciegas a la perspectiva de su propio colapso hasta que éste ya se está materializando: ¿quién hubiera pensado desde la cima del monte Palatino que Roma alguna vez caería? Solo así se explica el sinsentido de, por ejemplo, construir una refinería en una región que según las proyecciones quedará bajo el agua para 20501… como irónico resultado de su propia actividad. Y sin embargo, no hay que cometer el error de desesperarnos y confundir el final de nuestra civilización con el fin del mundo: vamos a necesitar acopio de toda nuestra imaginación para plantearnos nuevos modelos civilizatorios, para lo cual cabe también recurrir al referente de las culturas originarias.

La crisis climática es un producto humano, y como tal nos coloca frente a un espejo como sociedad y como individuos. No es una abstracción proyectada hacia un futuro distante (eso cabía pensarlo cuando empezábamos a oír hablar del tema hace tres décadas), sino que es ya una realidad lacerando miles de vidas –humanas y no humanas- en todo el mundo. Enfrentar el gran reto planetario de nuestra época, y probablemente de la Humanidad, es también responsabilidad nuestra. No de nuestros hijos y nuestros gobiernos (aunque también de nuestros hijos y nuestros gobiernos), sino de cada uno de nosotros, hoy, cuando nos enfrentamos a la decisión, día a día, de qué comer, qué comprar, cómo transportarnos, y de qué votar, qué demandar de la política y de los productos que consumimos, y, ultimadamente, qué soñar.


Chile vive su peor sequía en 50 años, que dura ya una década y ha forzado a miles a migrar dentro del país. Algunos expertos identifican la crisis del agua como uno de los factores predisponentes para la actual crisis que atraviesa el país.
Fuente: Fernanda Paul, “Megasequía” en Chile: las catastróficas consecuencias de la mayor crisis del agua de los últimos 50 años. Consultado el 15 de diciembre de 2019, en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-49825857.

Estos ya no son tiempos para hablar del tibio cambio climático ni del parcial calentamiento global. Estamos ante una crisis climática, que anuncia la inminencia de un colapso socio-ecológico a escala planetaria.  

No hay pues, en este momento y planeta, otro asunto de mayor prioridad política, económica y social que la crisis climática. Es hora de actuar en consecuencia.

Por tanto, y a tono con las exigencias de estos tiempos antropocénicos, en este número se inicia una nueva sección dedicada a la crisis climática, en la que buscamos compartirles algunos contenidos que creemos que pueden ayudar a echar luces sobre la pregunta ¿qué hacer? Y, para que el lector pueda consultarlos según sus intereses, decidimos organizarlas en siete categorías temáticas:

  • Entender: les compartimos diversos contenidos para conocer y comprender mejor la naturaleza de la crisis climática, buscando las relaciones entre ambiente, sociedad, economía y política. En este número:
    • ¿Por qué tanto escándalo? el informe del IPCC de octubre 2018, en:
      • Resumen del informe del IPCC (en español):

https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/sites/2/2019/09/SR15_Summary_Volume_spanish.pdf

  • Les dejamos también una página de referencia a consultar, “Climate Central”, que lleva a cabo diversas investigaciones del tema. Destacamos sus mapas proyectando el aumento del nivel del mar en la ciudad o región que se busque. Nótese que Villahermosa, Mérida, Mexicali, Matamoros y Los Mochis podrían ser todas ciudades costeras a finales de siglohttps://sealevel.climatecentral.org/
  • En Latinoamérica la crisis climática ya nos alcanzó, forzando a miles a migrar y agudizando tensiones preexistentes, como explica BBC Mundo, “4 efectos del cambio climático que ya se pueden ver en América Latina” (en español): https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50634600
  • Prevenir: en esta sección les contamos qué se está haciendo en algunas partes del mundo para combatir las causas del problema, y qué falta aún por hacer. En este número:
    • Costa Rica: ¿puede un país ser verdaderamente carbono neutro? Costa Rica quiere poner el ejemplo apuntando a abandonar completamente los combustibles fósiles en las próximas décadas:
    • Estados Unidos: ¿puede el paladín del capitalismo transicionar hacia una revolución verde y social? El Green New Deal es una propuesta adoptada por miembros del partido demócrata estadounidense que pretende lograr precisamente eso: una transformación económica y social que garantice la seguridad laboral y sanitaria de los estadounidenses a la vez que evoluciona hacia la sustentabilidad.
    • Adaptarse: en esta sección les contamos cómo comunidades alrededor del mundo ya están viviendo la crisis climática, y cómo están adaptándose a estas nuevas realidades. En este número:
      • África: La Gran Muralla Verde es una iniciativa panafricana para combatir la crisis climática y mejorar a la vez las condiciones de vida de las poblaciones del Sahel y el cuerno de África. Atravesando 8000km y 11 países, la idea es plantar un gran muro de árboles que reduzcan la erosión y desertificación de los suelos, aumentando la humedad y proveyendo seguridad alimentaria, hídrica y económica a millones de personas a su paso:
      • Innovar: en esta sección les presentamos algunas maneras en las que la innovación puede contribuir contra la crisis climática. En este número:
        • Agua: Las torres Warka son un invento que condensa agua del rocío y la humedad ambiental para ponerla a disposición de poblaciones humanas. Se puede construir con recursos locales como el bambú, con escaso mantenimiento y nada de electricidad. Con su manual de construcción de uso libre, su creador espera contribuir a la seguridad hídrica de poblaciones alrededor del mundo. Un artículo por Ecoinventos, “La torre de bambú que produce hasta 100 litros de agua al día” (en español): https://ecoinventos.com/warkawater/
      • Reflexionar: recogemos algunas reflexiones sobre la crisis climática y su relación con nosotros. En este número:
        • ¿Por qué a los humanos nos cuesta tanto reaccionar a la crisis climática?
          • Quizás ya nadie cree en la utopía. Si de todos modos a la humanidad no le depara nada bueno, ¿qué más da la crisis climática? Este artículo de Vox analiza los resultados de un experimento y muestra como la falta de esperanza puede estar, inconscientemente, detrás de la manera en que reaccionamos a la crisis: “Nuestra extinción sería una tragedia particularmente horrible. ¿Por qué no actuamos como si lo fuera? (en inglés) https://www.vox.com/future-perfect/2019/11/7/20903337/human-extinction-pessimism-hopefulness-future
          • El pesimismo y la culpa no conducen a involucrarse en la crisis climática. Quizás sea hora de cambiar la manera en la que hablamos de ella. Un video de Climate Lab, una coproducción entre Vox y la universidad de California (en inglés): https://youtu.be/DkZ7BJQupVA
        • Cambiar: si, como dice la sabiduría popular, tanto peca el que mata la vaca como el que le jala la pata, nos toca asumir responsabilidades por la demanda que generamos sobre la industria con nuestros hábitos de consumo. Por tanto, en esta sección les compartimos algunos consejos para ser humanos más responsables y reducir nuestra huella de carbono individual. En este número:
          • Cerca del 26% del calentamiento global puede ser directamente atribuido a nuestra dieta. Cambiarla es una decisión sana no solo para nuestros cuerpos, sino también para el planeta:
            • La producción de carne es uno de los principales generadores del calentamiento global. El documental Cowspiracy investiga cómo los grupos de presión agrícolas y ganaderos en Estados Unidos han diluido la atención al tema por décadas, silenciando de paso a ONGs como Greenpeace a través de donaciones. Disponible en español en Netflix en: https://www.netflix.com/title/80033772 y en youtube enhttps://www.youtube.com/ watch?v=WWP2qW6oMGo. Sin embargo, nos parece necesario señalar que la afirmación del documental de que el 51% de las emisiones de COson resultado de la industria de la carne ha sido desmentida por este metaanálisis, que lo sitúa en la (aún nada despreciable) cifra de 26%: https://science.sciencemag.org/content/360/6392/987
            • Pero no tenemos que volvernos todos veganossi todos adoptáramos una dieta mediterránea, por no hablar del potencial de la dieta de la milpa en México, reduciríamos las emisiones de CO2 en 15%, como explica este video de Climate Lab: La dieta que ayuda a combatir el cambio climático (en inglés con subtítulos en español): https://youtu.be/nUnJQWO4YJY
          • Además cabe preguntarnos ¿cuál es el potencial de los huertos familiares en México?, cuando ya se dispone en otros países de materiales como en manual del gobierno de Alicante sobre cómo hacer huertos sostenibles en casa (en español): https://web.ua.es/es/ecocampus/documentos/consejos-ambientales/huertos-sostenibles.pdf. O voltear al papel y al potencial de los huertos familiares en México.
        • En México: una sección dedicada exclusivamente al problema del cambio climático en México. En este número:
          • El aumento esperado en el nivel del mar anegará una tercera parte de Tabasco y buena parte de Campeche y la península de Yucatán, entre otras regiones afectadas. Pareciera que la administración de turno no considera el medio ambiente como una de sus prioridades, pues de lo contrario no se explicaría su apuesta total al petróleo como motor económico de la nación, a contracorriente además con la incipiente pero firme tendencia hacia la sustitución del motor de combustión interna por los automóviles eléctricos. Tampoco da señales de ser consciente de las consecuencias de la crisis climática, como parece demostrar la construcción de la refinería Dos Bocas precisamente en una de las regiones que más riesgos tiene de ser rebasada por el oleaje, o la construcción de un Tren Maya en una península que va a perder muchos de sus atractivos bajo las aguas. Así pues, les dejamos tres excelentes artículos al respecto:

Así las cosas, nos parece indispensable señalar que la administración de turno tiene la responsabilidad -y la obligación ética ante las generaciones presentes y futuras- de elaborar una estrategia nacional contra la crisis climática, que establezca como una prioridad nacional la prevención a través de la descarbonización de la economía, la protección de las regiones y comunidades en riesgo, la mitigación de las consecuencias en las comunidades que ya se ven afectadas, la concientización de la población a través de la educación y los medios masivos de comunicación, la implementación de políticas públicas puntuales orientadas a preservar los ecosistemas naturales, disminuir la contaminación y la producción de basura y, en fin, cuidar el medio ambiente. Estamos desperdiciando tiempo valioso. Sin embargo, y a pesar de todo, esperamos que, al igual que nosotros, el lector encuentre en esta sección motivos para preservar la fe en que la humanidad puede encontrar su camino hacia un futuro de paz, dignidad y justicia para los humanos -y para los ecosistemas sobre los que nuestro propio bienestar se fundamenta.

 
¿Y qué si rebasamos el umbral?. Si no cambiamos de rumbo y se activan las cascadas de calentamiento global, la Tierra puede precipitarse hacia un estado de calentamiento progresivo fuera de nuestro control: una “Tierra-Invernadero”. La alternativa, tomar la responsabilidad del clima del Sistema Tierra e inducir su estabilización, es una ventana que aún existe, pero que se está cerrando. Tomado de: Steffen, W., Rockstr, , J., Richardson, K., et al. (2018). “Trajectories of the Earth System in the Anthropocene”. PNAS 115, en: https://www.pnas.org