La batalla por el futuro de la alimentación

Jomo Kwame Sundaram

04/27/2021

Una agricultora a pequeña escala de Madagascar muestra sus coles producidas en forma ecológica. Ella forma parte de un sector vital para la seguridad alimentaria en el mundo, pero amenazado en forma creciente ante la toma de control de la producción y comercialización de alimentos por las empresas y su impulso a la llamada gran agricultura. Foto: FAO

KUALA LUMPUR, MADAGASCAR - Los productores y los consumidores parecen indefensos mientras los alimentos de todo el mundo se encuentran bajo un control de las corporaciones empresariales cada vez mayor. Estos cambios también han empeorado el colapso ambiental, la dislocación social y la condición humana. 

Perspectiva a largo plazo

El reciente informe conjunto del Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES-Food, en inglés) y el Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (Grupo ETC) presenta una situación,  como mínimo, abominable.

El documento “Un Movimiento de Largo Plazo por la Alimentación: Transformar los sistemas alimentarios para 2045”, cuya autora principal es Pat Mooney, con un equipo que incluye al director de IPES-Food, Nick Jacobs, analiza cómo es probable que los sistemas alimentarios se transformen en el próximo cuarto de siglo por los cambios tecnológicos y de otro tipo.

El informe, publicado el 30 de marzo, señala que las empresas de alta tecnología, de procesamiento de datos y de gestión de activos se han unido a las consolidadas en el llamado agronegocio para remodelar las cadenas mundiales de suministro de alimentos.

Si las tendencias actuales continúan, el sistema alimentario estará cada vez más controlado por las grandes empresas transnacionales  a expensas de miles de millones de agricultores y consumidores.

La gran agricultura se une a los grandes datos

La tan cacareada Cuarta Revolución Industrial (RI 4.0), promovida por el Foro Económico Mundial (FEM) de Davos y que impulsa la digitalización, está transformando los sistemas alimentarios, acelerando la concentración en manos de las empresas.

Las nuevas aplicaciones permiten un mejor seguimiento de las cadenas de suministro, mientras que la agricultura de precisión incluye ahora el uso de drones para rociar pesticidas en cultivos específicos, reduciendo los insumos y, potencialmente, los costes agrícolas. La agricultura es ahora el segundo sector, después del militar, en el que se utilizan drones.

Los gigantes digitales trabajan con otras empresas transnacionales para ampliar la infraestructura de computación en la nube digital. Las nuevas tecnologías digitales para la agricultura, que se extienden tan rápidamente como la infraestructura lo permite, han desplazado a la mano de obra agrícola.

Mientras tanto, los datos de los alimentos se han vuelto más valiosos desde el punto de vista comercial, por ejemplo, para satisfacer la demanda de los consumidores, los beneficios de la gran agricultura (Big Ag, en inglés) también han crecido creando nuevas necesidades. Los grandes datos (big data) ya se utilizan para manipular las preferencias de los consumidores.

Con la pandemia, el comercio electrónico y los servicios de entrega de alimentos han crecido aún más rápido. Así, las plataformas de comercio electrónico se han convertido rápidamente en los principales minoristas del mundo.

Las nuevas tecnologías de la agricultura digital también están socavando la agricultura alimentaria diversa y ecológicamente más apropiada en favor de monocultivos insostenibles. La amenaza es grande, ya que las explotaciones familiares siguen alimentando a más de dos tercios de la población mundial.

La RI 4.0 no es benigna

Mientras tanto, las empresas de alta tecnología y de gestión de activos han adquirido importantes participaciones en los gigantes de la alimentación. Los poderosos conglomerados están integrando diferentes líneas de negocio, aumentando la concentración al tiempo que invocan la competencia y la disrupción creativa.

El estudio del IPES y ETC destaca las nuevas amenazas para la agricultura y la seguridad alimentaria a medida que los defensores de la RI 4.0 ejercen una influencia cada vez mayor. El informe advierte que dar a la llamada Gran Agricultura las llaves del sistema alimentario empeora la inseguridad alimentaria y otras amenazas para la existencia humana.

Las poderosas corporaciones aumentarán el control de la mayoría de los suministros alimentarios mundiales. Las cadenas de suministro controladas por la Gran Agricultura también serán más vulnerables a medida que la rivalidad y la competencia de las grandes potencias sigan desplazando la cooperación multilateral.

¿No hay alternativa?

Pero el informe también presenta una visión más optimista para el próximo cuarto de siglo. En este escenario alternativo, los esfuerzos de colaboración, desde la base hasta el nivel global, capacitan a los movimientos sociales y a la sociedad civil para resistir.

Las nuevas tecnologías forman parte de esta visión, desde los drones a pequeña escala para el control del campo hasta las aplicaciones para el consumidor para la seguridad alimentaria y la verificación de los nutrientes. Pero deben ser de propiedad conjunta, de acceso abierto y bien reguladas.

El informe incluye estrategias pragmáticas para reducir las tres cuartas partes de las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura y cambiar cuatro billones (millones de millones) de dólares de la Gran Agricultura a la agroecología y la soberanía alimentaria.

Entre ellas, se incluyen 720 000 millones de dólares en subsidios y 1,6 billones de dólares en ahorro de atención sanitaria por malnutrición.

El informe de IPES-ETC también recomienda gravar la comida basura, las toxinas, las emisiones de carbono y los beneficios de las empresas transnacionales. Insta, además, a perseguir penalmente a los responsables de la hambruna, la malnutrición y la degradación ambiental.

Los protocolos de seguridad alimentaria son necesarios para superar la legislación sobre comercio y propiedad intelectual, y no sólo para las emergencias. Pero con los sistemas alimentarios sometidos a una tensión creciente, las soluciones de la Gran Agricultura han resultado atractivas para los preocupados responsables políticos que no ven otra salida.

Última oportunidad para cambiar el rumbo

Históricamente, los recursos naturales se compartían de forma común o pública. Los agricultores, los pescadores y los pastores han utilizado durante mucho tiempo el agua y la tierra de forma sostenible. Pero el valor de mercado ha crecido con los derechos de propiedad, especialmente con la adquisición por parte de las empresas.

Las inversiones corporativas de las últimas décadas, anunciadas como el mejor medio para lograr la seguridad alimentaria, han socavado en cambio los ecosistemas agrarios tradicionales restantes.

Las grandes empresas agrarias afirman que la crisis alimentaria, ecológica y climática debe abordarse con sus nuevas tecnologías superiores, aprovechando las finanzas, el espíritu empresarial y la innovación que sólo ellas pueden ofrecer.

Pero, de hecho, han fracasado y, en cambio, han desencadenado más problemas en su afán de lucro. A medida que el nuevo sistema alimentario y las tendencias corporativas se consoliden, será cada vez más difícil cambiar el rumbo.

Propuesta por el Foro Económico Mundial, la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas, que convocará este mismo año su secretario general, António Guterres, pretende claramente promover soluciones corporativas. Muy oportunamente, el documento Un Largo Movimiento por la Alimentación es una llamada urgente a la acción a largo plazo.

Con todo lo que está en juego, los representantes de los productores y consumidores de alimentos deben actuar con urgencia para evitar que los gobiernos permitan que las empresas sancionadas por las Naciones Unidas se hagan con la gobernanza mundial de los sistemas alimentarios.