La Milpa del Buen Comer

Pilar Quintanilla Martínez

02/25/2016

La naturaleza, sinónimo de diversidad, colores, aromas, un aparente caos que guarda secretas relaciones para estar en armonía.

A través de los años, distintas culturas han observado esta maravilla de funcionamiento de la naturaleza y aprendido de ella. Gracias a este aprendizaje se han desarrollado, alrededor del mundo, diversos sistemas de cultivo que imitan lo que naturalmente sucede en los ecosistemas.

Uno de ellos, muy importante para México, es la milpa. Todo lo que se encuentra en la milpa tiene una razón de ser, tanto para la naturaleza como para las personas que la cultivan y consumen. Variedades de maíz, frijol, calabaza son las que conocemos más, pero la milpa es mucho más. Chiles, quelites, amaranto, plantas medicinales, insectos, flores, una gran variedad de flora y fauna que constituyen un equilibrio perfecto, tanto para la tierra como para la alimentación de los humanos.

Si vemos la milpa con calma, podemos ver que guarda un tesoro. Si la observamos con lentes de biólogo, agrónomo o afines, encontraremos la maravilla de relaciones entre las plantas, suelo, insectos, microorganismos y animales. Plantas fijadoras de Nitrógeno gracias a microorganismos, que dejan este nutriente disponible en el suelo, para que otras plantas lo puedan aprovechar. Flores que con sus colores llaman a insectos y aves, que nos ayudan en la tarea de polinizar y combatir plagas. Un sinfín de encuentros perfectos para mantener en equilibrio y salud a la tierra.

Si la vemos con ojos de nutriólogos, encontraremos que la milpa es el plato del buen comer en potencia, ya que encontramos todos los grupos de alimentos, variados y coloridos que nuestro cuerpo necesita. Frutas, verduras, granos, leguminosas y alimentos de origen animal (¡sí la milpa tiene insectos comestibles!), en una relación perfecta para mantener nuestra salud. Así como en su cultivo, los alimentos que consumimos de la milpa se complementan de manera precisa para aportarnos los nutrientes necesarios. Es el caso del maíz, frijol y amaranto, que juntos suman los aminoácidos necesarios para tener una proteína de calidad.

Estas relaciones no son casualidad, son dignas de asombro y respeto por las personas que a través de los años han desarrollado este sistema y que lo siguen adaptando de acuerdo a la zona geográfica en la que se encuentran, pero también a los cambios que van sucediendo en el clima.

A pesar de todo este conocimiento guardado en la milpa, ésta forma de producir alimentos respetuosa, divertida, colorida e inteligente, se está abandonando. Crecimiento de ciudades, abandono del campo, sobreexplotación de suelos, intereses económicos que van forzando a los campesinos a no poder seguir trabajando la tierra como sus abuelos lo hacían. La buena noticia es que si tú y yo comenzamos a consumir más los alimentos que se encuentran en la milpa, si buscamos quelites, huitlacoche, variedades de chile, maíces, los campesinos volverán a producirla.

Del mismo modo que no es casualidad lo que se planta en la milpa, tampoco es casualidad que México al abandonar su producción y consumo, tenga serios problemas de sobrepeso, obesidad y diabetes. Hemos sustituido los conocimientos ancestrales de salud por azúcar, y monotonía en nuestros alimentos, todo lo contrario a lo que nos enseña la naturaleza.

¿Por qué no sacudirse la idea de que los alimentos empaquetados son mejor?, ¿Qué tal apagar la parte del cerebro que está constantemente bombardeada con falsas profecías de alimentos que sólo nos hacen daño?

Te invito a que busques en tu memoria los alimentos que se consumían cuando eras chico, cuando las tortillas eran de verdad y no se rompían. Cuando los alimentos que estaban en la mesa era los que estaban de acuerdo a la temporada. Cuando en el centro de la mesa había una jarra con agua en lugar de una botella de plástico de 2 litros y medio con veneno. Cuando para cocinar no quedaba el bote de basura lleno de empaques de plástico y latas, sino cáscaras que podías regresar a la tierra para decirle gracias y ayudarla a seguir produciendo los alimentos que consumías.

Ya que tienes ese recuerdo a flor de piel y el olor de las tortillas calentándose en el comal, te ha hecho salivar, decide regresar a esa forma de alimentarte. Decide con lo que compras cada semana para comer. Decide ir al mercado, cocinar, sentarte a comer con los tuyos y así, podremos regresar a ser una población sana, con un campo productivo, imitando a la naturaleza y no matándola.

La milpa es un modelo de producción de alimentos que combinado con los descubrimientos recientes de la agroecología, ayudaría a garantizar la seguridad alimentaria, devolviéndoles a los agricultores y campesinos la soberanía sobre los productos alimenticios básicos, diversos y saludables.

 

Fuentes:

http://web.ecologia.unam.mx/oikos3.0/index.php/oikos-historico/numeros-anteriores/52-agroecologia

http://www.revista.unam.mx/vol.16/num5/art35/

https://viaorganica.org/milpa-y-biodiversidad/